Todo nuestro odio es producto de un mundo que nosotros creamos.

Flectere si nequeo superos, acheronta movebo

domingo, 8 de diciembre de 2013

Miedo.

Hace tiempo tenía una pesadilla recurrente, estaba en mi casa y de pronto una fuerza me succionaba irremediablemente hacia mi patio, pasando por mi pasillo y la cocina, una vez me sacaba al patio me encontraba rodeado de una densa oscuridad, que producía en mi un terror tan profundo que me levantaba llorando todos los días, durante varios años.

Llegó un momento que empecé a temer ir a dormir, y mi madre decidió llevarme al médico, y este a su vez le dijo que yo sufría "terrores nocturnos" y le recomendó que me llevase al psicólogo, yo dije que al psicólogo no iba, y que si me llevaba estaría tirando el dinero, porque no le iba a contar nada, que me diera algo de tiempo a ver si podía yo solo con ello. Al final tras probar varios métodos (música, luces encendidas, etc...) y ver que ninguno funcionaba, me llené de ira, y una noche simplemente dejé que me absorbiese la oscuridad, y una vez en el foco del terror, me levanté y le grité a la oscuridad, le grité muchísimo durante lo que en mi sueño parecieron horas, palabras de desafío, de amenaza, y entonces... no pasó absolutamente nada... empezó a disolverse la oscuridad y empecé a apreciar la fuente y las plantas de mi patio, anduve unos minutos por él... y nada, no había asesinos, no había monstruos, no había nada a lo que temer, y entonces me desperté.

Después de pensar en ello, y aunque desconozco el origen de la pesadilla, he llegado a esta conclusión.
Estuve sufriendo años sin ningún motivo, no había nada que temer, pero mi miedo no me dejaba verlo, cuando me cansé de estar asustado, cuando abandoné el miedo, entonces pude ver en realidad no había nada que temer, y fui libre.

Cuando abandonamos el miedo y nos enfrentamos a nuestros temores, acabamos descubriendo que no había nada que temer, que estábamos sufriendo en vano, y entonces la oscuridad se disuelve y nos permite ver el mundo.

No merece la pena pasar toda tu vida teniendo miedo, algunas veces se gana, otras veces se pierde, pero yo prefiero, cuando llegue mi hora, poder mirar a la muerte a la cara sin temor, y decirle "a veces he perdido, a veces he ganado, pero yo he luchado contra todo lo que me has mandado, y hoy el día de mi hora, mirándote con la cabeza jodidamente alta, puedo decirte que te he vencido, pues no has conseguido hacer que me rinda ni un solo instante de mi vida"

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