Todo nuestro odio es producto de un mundo que nosotros creamos.

Flectere si nequeo superos, acheronta movebo

lunes, 27 de mayo de 2013

Live and die

Once more into the fray...
Into the last good fight i'll ever know.
Live and die on this day...
Live and die on this day...

jueves, 16 de mayo de 2013

Manifiesto autodeterminista


"Venir al mundo es una decisión ajena impuesta por la voluntad de otros. Durante nuestra infancia y adolescencia no estamos capacitados para ratificar esa decisión ni imponer nuestra condiciones. Las personas nacemos por decisión de otros en un determinado entorno físico, familiar y social, dotadas de unas características genéticas concretas, que es la parte de esta situación que jamás podremos cambiar. Pero de ahí en adelante podemos modificar y decidir sobre nuestra vida ya que nos pertenece en exclusiva.



No hay voluntad ajena -ni de otro individuo ni de la colectividad, ni impuesta por la tradición, ni por las creencias culturales, místicas o políticas predominantes- que merezca una consideración moral más alta que nuestra propia volutnad ni hay, por lo tanto, restricción alguna al ejercicio de nuestra libertad que cuente con una legitimidad natural.


La mayoría de personas nunca llegan a ser conscientes de su soberanía, de su derecho a la misma ni de la enorme invasión de ésta que padecen. Pero las personas, por si mismas, son seres inteligentes y capaces de autogobernarse. El derecho a hacerlo es natural y su rango moral es siempre superior a cualquier imposición externa.


Creemos que cualquier persona, en cualquier momento de su vida, tiene toda la legitimidad para reconsiderar y modificar todo aquello relativo a sí misma y a su vida que de ella depende, incluido el propio hecho de existir. Esto le faculta para tomar cuantas decisiones desee sobre su persona, su cuerpo, su mente y su aceptación o rechazo de cualquier valor, su nombre, su relación con los demás y su forma y estilo de vida. No tomar decisión alguna, como hace gran parte de la población, es también una decisión, aunque la mayoría no sea consciente. Los que por simple inconsciencia, por inercia cultural o por desidia se dejan llevar por el statu quo en el que nacieron y fueron educados están también ejerciendo una opción.


Durante siglos se nos ha enseñado y adoctrinado desde las más diversas filosofías e ideologías -desde el cristianismo y el judaísmo hasta el islam, desde el fascismo a la socialdemocracia y desde el comunismo hasta el conservadurismo- que las personas viven en función de la comunidad a la que “pertenecen”, que deben asumir sus valores, tradiciones, reglas. Obedecer.



El "altruísmo", la afirmación del "otro", se nos impone desde el colegio hasta el asilo y desde los púlpitos de la iglesia, las tribunas de la política, los medios de comunicación, la paternal institución de la familia o las más diversas organizaciones humanas, pero siempre con el objetivo, consciente o no y a veces incluso bienintencionado, de someternos.


Toda forma de limitación del poder de la persona sobre sí misma, sobre su vida y sobre sus decisiones es ilegitimida en origen. Aunque todas las demás personas del planeta estuvieran plenamente de acuerdo en imponer a un individuo ciertas limitaciones, seguiría siendo moralmente superior el derecho natural de ese individuo a no acatarlas mientras no limite la libertad a otros. Sabemos que los humanos son seres gregarios, que necesitan relacionarse con otros individuos para llevar una vida medianamente soportable, pero también sabemos que las normas de convivencia han sido históricamente dictadas por el poder y la autoridad (religiosa, política, cultural, económica, etc.) y por lo tanto no parten de una legitimidad primaria. Acatar irreflexivamente normas que limitan el autogobierno personal es también ejercer una opción: tal vez la más cómoda para la mayoría pero también la más dolorosa y humillante para algunos de nosotros.


En su camino hacia la supuesta libertad, una humanidad temerosa y débil ha optado por conquistarla a fuerza de decretos y burocracia, a golpe de Estado y policía, mediante un poder casi irrestricto para los gobernantes a cambio de un trato rara vez benévolo y a través de la implantación de sistemas de autolegitimación democrática que han servido para glorificar el ejercicio del poder y, por ello, para seguir invadiendo el ámbito de decisión de las personas.


Mucho se ha escrito sobre el contrato social entre gobernados y gobernantes, con frecuencia para ensalzar las virtudes de un sistema más teórico que práctico que parece casi diseñado para tranquilizar a las personas mientras se les usurpa su poder de autogobierno. Mediante el contrato social las personas deben someterse al poder de las masas y de su Estado. Se nos ha enseñado a aceptar sin rechistar lo que el poder nos ordena o prohíbe, porque quienes lo ostentan actúan "en nuestro nombre", están "legitimados en las urnas" o responden a la voluntad de la mayoría.



Nosotros nos sentimos facultados para hacer absolutamente cuanto deseemos. "Hacer" incluye por supuesto el "no hacer". La libertad de cada uno no termina donde empieza ese eufemismo que es "la de los demás" que sirve como excusa para que las élites interpretadoras hagan y deshagan a su antojo, sino que termina exactamente donde comienza la inalienable soberanía individual de otra persona concreta, real y determinada.



No tendremos a quien idolatrar ni a quien demonizar si nosotros somos nuestros únicos dueños, si nosotros somos, conscientemente, los responsables de todo lo bueno y de todo lo malo que nos suceda, si nosotros razonamos y decidimos con todas las consecuencias, si en definitiva somos libres y no tenemos sino una consciencia plena de nuestra condición de personas, de individuos de una especie animal, únicos y autoposeídos. Ser libres, ser soberanos, es decir, ser plenamente humanos. Quienes no quieran aceptar el reto, sean mayoría o no, están en su derecho de no hacerlo, pero no de imponernos a nadie más las consecuencias filosóficas y políticas de su miedo a la libertad.


Por todo lo expuesto, proclamamos nuestro derecho total e inalienable a la autodeterminación y en ejercicio de la soberanía personal que poseemos, presentamos ante el resto del mundo nuestra declaración de independencia. Así, por la presente, afirmamos que no reconocemos ningún poder ajeno en nuestras vidas. "



Este gran manifiesto ha sido redactado para la revista nada (http://revistanada.blogspot.com.es/) por los chicos y chicas de "Secta nihilista" (https://twitter.com/SectaNihilista), y habiéndoles pedido previamente permiso he querido compartirlo porque me ha parecido muy interesante.

martes, 7 de mayo de 2013

True or lie

Ajustamos lo que decimos dependiendo de la persona, adaptándonos a la situación. si no hiciéramos eso, países, razas y comunidades no existirían. Todo el mundo miente dependiendo de la situación. Todo mundo pone una cara diferente frente a sus familias, sus amigos y sus sociedades.

¿Por qué la gente miente?, no sólo es para crear conflictos. Es porque tienen un propósito. Un mundo expuesto no genera cambios.


Nos enseñan desde pequeños que mentir está mal, nos educan para ello con filosofía barata que puedes encontrar en cualquier sobrecito de azúcar, con el único fin de que siempre digamos la verdad, siempre seamos sinceros, porque así no creamos peligro, no creamos ningún cambio, siempre nos verán venir de lejos y podrán parar nuestra revolución sencillamente usando su inmenso poder. Las mentiras son una poderosa arma, no hay que usarlas a la ligera, pero hay que mentir si ello nos puede ayudar a hacer el bien, que no os engañen diciendo que mentir siempre está mal, que cualquier cosa basada en una mentira no es buena, porque eso es totalmente falso, de hecho, el sistema mas poderoso jamás creado, el capitalista, está basado y rodeado de mentiras, mienten, manipulan y destruyen lo que sea y a quien sea por conseguir sus objetivos, porque han sabido mentir sabiamente, al igual que una pistola, las mentiras pueden servir para el mal o para el bien, dependiendo de quién las use.


Para comprender mejor lo que digo, recomiendo encarecidamente la serie "Code Geass: La rebelion de Lelouch" que una serie anime que trata el tema desde una vista espectacular, además de que la situación que sufren se puede equiparar a la actualidad, siendo Britannia el mismo capitalismo.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Toca levantarse

No encuentro el mando a distancia de mi vida, de la sociedad y del mundo, así que me levantaré y los cambiaré yo mismo.