Todo nuestro odio es producto de un mundo que nosotros creamos.

Flectere si nequeo superos, acheronta movebo

jueves, 12 de diciembre de 2013

La historia de Pandora

La historia de Pandora es una venganza de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego.

Por orden de Zeus padre de los dioses, Hefesto dios del fuego, famoso por sus habilidades, formó la estatua de una hermosa doncella. La propia Atenea que, celosa de Prometeo, habíase trocado en su enemiga, echó sobre la imagen una vestidura blanca y reluciente, aplícole sobre el rostro un velo que la virgen mantenía separado con las manos, coronola de frescas flores y le ciñó el talle con un cinturón de oro, adornada maravillosamente con policromas figuras de animales. Hermes, el mensajero de los dioses, otorgaría el habla a la bella imagen, y Afrodita le daría todo su encanto amoroso.

De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso mal, al que llamó Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales había entregado a la doncella algún nefasto obsequio para los hombres.

Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban mezclados con los dioses, y unos y otros se pasmaron ante la figura incomparable. Pero ella se dirigió hacia Epimeteo, el ingenuo hermano de Prometeo, llevándole una caja regalo de Zeus. En vano aquél había advertido a su hermano que nunca aceptase un obsequio venido del olimpico Zeus, para no ocasionar con ello un daño a los hombres; debía de rechazarlo inmediatamente.

Epimeteo, olvidándose de aquellas palabras, acogió gozoso a la hermosa doncella y no se dio cuenta del mal hasta que ya lo tuvo. Pues hasta entonces las familias de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a un trabajo gravoso, y exentos de la torturante enfermedad. Pero la mujer llevaba en las manos su regalo, una gran ánfora provista de una tapadera. Apenas llegada junto a Epimeteo abrió la tapa y en seguida volaron del recipiente innumerables males que se desparramaron por la Tierra con la velocidad del rayo. Oculto en el fondo de la ánfora había un único bien: la esperanza; pero, siguiendo el consejo del Padre de los dioses, Pandora dejó caer la cubierta antes de que aquella pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en el ánfora.

Entretanto la desgracia llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se deslizaban día y noche por entre los humanos, solapadas y silenciosas pues Zeus no les había dado la voz. Un tropel de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los hombres, precipitó su paso.

La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen; todos los males del mundo se habían extendido por la tierra y sólo la esperanza quedó oculta en el fondo del arca.

Justo después de esto, Zeus mando buscar y matar a Pandora junto a su ánfora, para así asegurarse que nadie nunca pudiera liberar la esperanza de su interior. Pandora enterose de ello y huyó a esconderse a los confines de la tierra, pero sabedora de que nadie puede huir de los Dioses eternamente, decidió castigar a Zeus por su crueldad, escondiendo el único bien de la caja en un lugar en el que Zeus jamás pudiera encontrarlo. De esta forma, Pandora se dirigió de nuevo a los hombres, abrió la ánfora y liberó la esperanza,  la cual escondió en el corazón de estos.

Cuando Zeus poco más tarde encontró a Pandora con el ánfora abierta, al darse cuenta que había liberado su único bien, entró en cólera y le exigió saber dónde había escondido la esperanza, a lo que Pandora le respondió "He escondido la esperanza en el único lugar que los olímpicos teméis, allí dónde los hombres la podrán usar para protegerse de todos los males que me obligaste a liberar en el mundo, pues el corazón de los hombres es más poderoso que los dioses", tras esto, y dándose cuenta que la muerte sería poco castigo, Zeus condenó a Pandora a vagar toda la eternidad por la tierra, portando la ánfora a sus espaldas como recordatorio de su traición.

Y desde ese momento, la esperanza se esconde en el corazón de todos los hombres. Siempre que un mal nos acecha, siempre que la enfermedad, la fatiga, la tristeza... encuentran el camino hasta nosotros, siempre está ahí la esperanza, ella nos concede la voluntad para seguir adelante, nos da el valor y las fuerzas, no importa cuan complicado sea el reto, no importa lo duras seas sean las dificultades, la esperanza siempre estará allí donde la dejo Pandora.

Y allí seguirá por siempre, en su eterna lucha para protegernos de todos los males. Pues solo el corazón de los hombres es más poderoso que los mismísimos dioses.


El atlas de las nubes

"- le debo la vida a un esclavo negro, mi conciencia no me permitiría seguir con esto...
 - Maldito seas, sin no fueras el esposo de mi hija te juro que...
 + Hola padre...
 - Hija! ¿Qué significa esto?
 + He venido a despedirme
- ¿Despedirte...? ¿Y a dónde vais?
- Nos trasladamos al este... a trabajar con los abolicionistas.
- pff ¡¿qué?!, el veneno te ha corrompido completamente el cerebro
- Pues si es así, es muy recomendable, hacía años que no me sentía tan bien.
- Hija te prohíbo que vayas a ninguna parte con este perturbado.
+ Le he temido durante toda mi vida, padre... me voy con mi esposo...
- Adam, escúchame, por el bien de mi nieto si no por el tuyo propio, hay un orden natural en este mundo y quien quiera perturbarlo está destinado al fracaso.... Este movimiento no sobrevivirá, si te unes a ellos tú y toda tu familia seréis repudiados, en el mejor de los casos seréis unos parias y os agredirán y escupirán, en el peor os lincharán y crucificarán... ¿Y para qué? ¡¿para que?!, por mucho que hagáis no será más que una gota en un océano infinito.
- ¿Y qué es un océano, si no una multitud de gotas?"

domingo, 8 de diciembre de 2013

Miedo.

Hace tiempo tenía una pesadilla recurrente, estaba en mi casa y de pronto una fuerza me succionaba irremediablemente hacia mi patio, pasando por mi pasillo y la cocina, una vez me sacaba al patio me encontraba rodeado de una densa oscuridad, que producía en mi un terror tan profundo que me levantaba llorando todos los días, durante varios años.

Llegó un momento que empecé a temer ir a dormir, y mi madre decidió llevarme al médico, y este a su vez le dijo que yo sufría "terrores nocturnos" y le recomendó que me llevase al psicólogo, yo dije que al psicólogo no iba, y que si me llevaba estaría tirando el dinero, porque no le iba a contar nada, que me diera algo de tiempo a ver si podía yo solo con ello. Al final tras probar varios métodos (música, luces encendidas, etc...) y ver que ninguno funcionaba, me llené de ira, y una noche simplemente dejé que me absorbiese la oscuridad, y una vez en el foco del terror, me levanté y le grité a la oscuridad, le grité muchísimo durante lo que en mi sueño parecieron horas, palabras de desafío, de amenaza, y entonces... no pasó absolutamente nada... empezó a disolverse la oscuridad y empecé a apreciar la fuente y las plantas de mi patio, anduve unos minutos por él... y nada, no había asesinos, no había monstruos, no había nada a lo que temer, y entonces me desperté.

Después de pensar en ello, y aunque desconozco el origen de la pesadilla, he llegado a esta conclusión.
Estuve sufriendo años sin ningún motivo, no había nada que temer, pero mi miedo no me dejaba verlo, cuando me cansé de estar asustado, cuando abandoné el miedo, entonces pude ver en realidad no había nada que temer, y fui libre.

Cuando abandonamos el miedo y nos enfrentamos a nuestros temores, acabamos descubriendo que no había nada que temer, que estábamos sufriendo en vano, y entonces la oscuridad se disuelve y nos permite ver el mundo.

No merece la pena pasar toda tu vida teniendo miedo, algunas veces se gana, otras veces se pierde, pero yo prefiero, cuando llegue mi hora, poder mirar a la muerte a la cara sin temor, y decirle "a veces he perdido, a veces he ganado, pero yo he luchado contra todo lo que me has mandado, y hoy el día de mi hora, mirándote con la cabeza jodidamente alta, puedo decirte que te he vencido, pues no has conseguido hacer que me rinda ni un solo instante de mi vida"

viernes, 6 de diciembre de 2013

Volviendo al pasado.

"Muchos investigadores utilizan la clasificación de Elman R. Service a la hora de identificar las sociedades paleolíticas. La mayoría de éstas son consideradas bandas, grupos pequeños de cazadores-recolectores nómadas, de carácter igualitario, sin claras diferencias entre sus miembros, sin líderes formales y que vivían en campamentos estacionales o cuevas. Al ser de reducido tamaño, en estos grupos no debía existir ni especialización ni división del trabajo: cada miembro del grupo era capaz de hacer de todo para sobrevivir, al margen de las capacidades individuales, mayores en unos individuos que en otros. Dado el dimorfismo sexual propio de los hominidos, es posible que hubiese un cierto reparto de tareas entre sexos (en aquellos casos en los que la potencia física fuese esencial o se produjese un embarazo). Y, quizás también, en función de las edades.

El acceso a la mayoría de los bienes, de carácter colectivo, debía ser libre. Algunos serían de uso privado (como las herramientas, ropas o adornos) pero la posibilidad de robo sería muy reducida: por la movilidad implícita a su tipo de vida (lo que limitaría la capacidad de acumular bienes) y por los sistemas de intercambio recíproco, que serían los predominantes. Tampoco sería habitual la guerra (aunque la entendamos en su sentido más amplio, como conflictos armados entre grupos de personas) y así lo parecen corroborar la ausencia de indicios arqueológicos claros. Muchos autores relacionan los sucesos bélicos con la aparición de las jefaturas y los estados, pero hay antropólogos que opinan lo contrario." - Wikipedia, paleolítico.

La historia es un reflejo de lo que seremos, el mundo vivía en paz hasta que aparecieron los estados y las jerarquías, si bien es cierto que la población mundial a aumentado, y que hemos evolucionado, debemos mirar al pasado para ver nuestros errores. El estado, uno de los mayores errores del ser humano, que lo único que hace es dividir el mundo, no es necesario. Existen otros métodos, otras formas de organización que no requieren de estados ni fronteras, que no nos dividen, hemos evolucionado basando nuestra sociedad en una idea primaria equivocada, la idea de que siempre debe haber un jefe, alguien superior, cuando abandonemos esa absurda idea, entonces, y solo entonces, podremos empezar a sentar las bases de una sociedad igualitaria y libre de verdad.

Nadie es superior a nadie, nadie es mejor que nadie.

No hay que vivir en el pasado, pero mucho podemos aprender de él, solo debemos leer aquello que nuestros ancestros nos dejaron escrito, en paredes, en sus huesos... una vez aprendamos del pasado, podremos ver nuestros errores, corregirlos, y tener un futuro que merezca la pena.